Los alumnos estudiaron en detalle cada uno de los grupos étnicos seleccionados para resaltar su gastronomía.
Niños con los rostros pintados con colores de guerra y vestidos de aborígenes rindieron tributo al primer héroe nacional en las escuelas capitalinas.
Con cada detalle de su vestimenta, cada baile, con murales o con sencillos actos cívicos, miles de escolares recordaron la heroica hazaña de Lempira, que defendió la soberanía territorial
Con cada detalle de su vestimenta, cada baile, con murales o con sencillos actos cívicos, miles de escolares recordaron la heroica hazaña de Lempira, que defendió la soberanía territorial
Ahí un grupo de estudiantes revivió cada detalle de la historia, a partir de la llegada de los españoles a Honduras en 1502 y el sangriento enfrentamiento de los aborígenes encabezados por el cacique Lempira.
La actividad comenzó a las 8:00 AM, cuando fue develado un mural representa el Congolón donde murió Lempira. Alusivo a la fecha, es una obra de arte. El imponente escenario.
Un retorno al pasado
El esperado momento de la develación del mural llegó a eso de las 9:00 de la mañana cuando, ante la mirada curiosa de los espectadores, fue mostrado a los alumnos de la escuela.
Inmediatamente después aparecieron 60 niños vestidos como indígenas bailando y actuando en el drama "Vida y muerte de Lempira".
Los pequeños, con su impecable danza, arrancaron los aplausos de los presentes.
que le puso ritmo catracho a la celebración con canciones tradicionales y populares como "Flores de mimé", "La valona", "El bananero" y "El forastero".
Los alumnos estudiaron en detalle cada uno de los grupos étnicos seleccionados para resaltar su gastronomía.
La cocina garífuna y misquita fue la de mayor aceptación por los asistentes.
En rústicas champas de madera y hojas de palma, los estudiante ofrecieron deliciosos platillos. El cazabe, pescado frito, tostones, sopa de mariscos, yuca con chicharrón, catrachas y pastelitos de maíz fueron los platillos más solicitados por los presentes, y bebidas tradicionales como pozole, guífiti, chicha y horchata calmaron la sed de estudiantes, docentes y padres de familia.
Pero la celebración no solo fue comida. Los estudiantes prepararon un acto cívico cargado de música y baile.
Desde el mes de marzo el cuadro de danzas del centro educativo preparó un repertorio de música nacional.